Si roba espacio, ya no te sirve y ni siquiera te entretiene, entonces es tiempo de deshacerse de ello.
- Ese vestidito talla 6, que insistes en decir “algún día me lo volveré a poner”.
- A ese compañero recostado, abusador y con carita de yo no fui.
- Todo aquello que no cuente con un espacio propio.
- La caja que tiene más de cuatro meses de estar esperando un buen uso.
- Todo el material de publicidad que recogiste en la feria bancaria de hace 2 años.
- Los recibos de las tarjetas de crédito de 1990.
- Los temores que te impiden avanzar.
- Un reloj que no da la hora
- Los audífonos que ya perdieron la esponjita para los oídos y que tienen el cable mordido.
- Esos hermosos zapatos de charol que te hacer sufrir
- Todo aquello que cause estrés (el trabajo por ahora, no)
- La agenda o el calendario del año pasado.
- Esa camiseta, rica para dormir pero que ya tiene apariencia translúcida.
- Los boletos de todas la rifas del año pasado.
- Todos esos “peros’“para no hacer ejercicios.
- Ese amigo que está contigo en las buenas, y en las malas... cuando le tocan a él.
- La bicicleta estacionaria a la cual solo miras para quitarle telarañas y que, aquí en confianza, sabemos que no vas a usar.
- Ese estuche de polvos, aunque hayas pagado por él una fortuna… si se acabó, se acabó.
- El perfume carísimo… ese que cada vez que te lo pones, te da alergia.
- La caja de recuerdos que solamente recuerdas cuando limpias debajo de tu cama.
- Esa falda, que por tercera vez te hizo participar en una comparsa en la última reunión del club.
- Los obsequios del novio que te dejó plantada en la iglesia.
- Esa obra de arte que nadie entiende y que no deja de mirarte en las noches.
- Esa botella de salsa que preparó la tía el año pasado, que guardas en la nevera, y que todavía no te atreves a usar.
- Abandonar el cartelito de “ñatore may”, tu siempre dices “sí” (referencia: poema de María Olimpia de Obaldía).
- La vela que no huele y tiene un envase horrible.
- No botar, pero sí donar la guitarra que te regalaron a los 13 años.
- La cafetera a la que todavía no le encuentra el repuesto de la taza.
- Esa sartén que no tiene mango y cuya capa de teflón ya pasó a la historia, aunque todavía siga friendo “excelentemente” las tortillas dominicales.
- Un novio poco educado, mal vestido y peor hablado.
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