No se sabe dónde se las enseñaron, pero de una u otra forma casi todas las madres las saben:
- Cuando tengas tu primer hijo, entonces te voy a ver.
- ¿Por qué no puedes ser como tu hermana?
- Prepárate, esta noche viene el boletín.
- Si te portas mal, te quedas en la casa con tu abuela.
- Eres igualito a tu padre.
- Mientras vivas bajo mi techo...
- Si no comes no vas crecer.
- Tantos niños que se mueren de hambre y tu dejas la comida...
- A dónde vas, con quién y a qué hora vas a llegar...
- No sé... Pregúntale a tu papá.
- ¿Para dónde vas?... No salgas, mejor quédate en casa conmigo.
- ¿Vas a salir a la calle así?
- La casa ajena abrasa y quema.
- ¿Vas a salir de nuevo?
- Nadie te va a querer como yo.
- Esa mujer no te conviene.
- Te lo dije...
- Porque yo lo digo...
- Ahora ves por todo lo que yo pasé.
- Pero, ¿cuándo te vas a casar? (a la hija de 24 años).
- No te cases, goza la vida (al hijo de 28 años).
- No importa que tengas 40 años, todavía eres mi hijo.
- ¿Cuándo me vas a hacer abuela?
- Todo lo que yo me he sacrificado por ti...
- Pórtate bien que nada te cuesta.
- Pero si lo único que tienes que hacer es estudiar.
- Como te pase algo, no me vengas a llorar.
- No sé que vas a hacer cuando yo no esté...
- Cuando yo tenía tu edad cuidaba a mis hermanos, caminaba hasta la escuela que era doble turno y usaba un uniforme toda la semana.
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